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26/07/2012, Cooperativas Agro-alimentarias
Los aceites de oliva constituyen todo un mundo de experiencias alrededor del que se ha creado una nueva forma de entender el turismo; no sólo por su sabor y propiedades, sino por su relación con nuestra historia. Las instalaciones más antiguas dedicadas a la extracción de aceite se han convertido en museos que ayudan a comprender mejor su cultura y su evolución. Actualmente existen 1.746 almazaras en España, muchas de ellas ofrecen visitas guiadas y catas.
De Galicia a Canarias, de Extremadura a Ibiza. Si hay un cultivo que define la geografía de España, ese es el olivo. El 5% de toda la superficie del país está ocupada por olivos, unos 2,5 millones de hectáreas. Tan sólo la cebada compite con este árbol emblemático de la cultura mediterránea. Así no es de extrañar que su influencia haya llegado a casi todos los rincones de nuestro país. Más allá de su valor económico, el olivo, y su mundo, es un recurso turístico de primer orden.
El Programa Europeo de Promoción de los Aceites de Oliva da a conocer en qué consiste el oleoturismo, una original alternativa turística para, de una manera diferente y divertida, descubrir todos los secretos de este ingrediente único, a través de las actividades organizadas por los cerca de 100 museos dedicados al aceite de oliva que existen en España.
Se trata de un turismo ajeno a las masas, respetuoso con la cultura local y las técnicas tradicionales de la agricultura. Pero no sólo podemos acercarnos al mundo de los aceites de oliva a través del trabajo artesanal de la recolección del fruto y la elaboración del aceite de oliva; también existen actividades relacionadas con el oro líquido como catas, excursiones, talleres, clases de cocina o actividades deportivas.
Los museos del aceite de oliva
Las instalaciones más antiguas dedicadas a la extracción de aceite de oliva se han convertido en muchos casos en museos que ayudan a comprender mejor su cultura y su evolución.
Andalucía es la comunidad con el mayor número de museos dedicados a los aceites de oliva, más de 30, según recoge la guía Museos del Aceite en España, de Francisco Lorenzo Tapia. La mayoría de las almazaras convertidas en museo datan del siglo XVIII y XIX, aunque algunas son incluso anteriores como la del Museo de la Cultura del Olivo Hacienda la Laguna, en Baeza (Jaén), que data del siglo XVII. Esta finca de olivares centenarios situada en pleno valle del río Guadalquivir constituye un espacio museístico de primer orden y es referencia de los museos que sobre el mundo del aceite de oliva existen en España. En esta misma provincia, en el municipio de Navas de San Juan, puede visitarse el Museo del Arte del Aceite de Navas de San Juan que ilustra las diferentes etapas de la producción del aceite de oliva, desde la recogida hasta la distribución. La Almazara de Nuñez de Prado en Baena (Córdoba), situada en una tradicional casa de labranza andaluza, ofrece la visita a una bodega de tinajas del siglo XVIII y una almazara de 1943 aún en funcionamiento. En Casabaronela (Málaga), el Museo Molino de Los Mizos muestra una antigua almazara del siglo XIX que primero funcionó por tracción animal y posteriormente por tracción mecánica y que estuvo en uso hasta la década de los 60 del pasado siglo.
Castilla-La Mancha tiene también una gran tradición olivarera. La localidad de Mora, en Toledo, cuenta con el Museo de la Fundación “Patrimonio Comunal Olivarero”, creado en 1999 y uno de los más notables del país. Visitando el museo pueden contrastarse las diferencias entre una almazara del siglo XIX con las almazaras de finales del siglo XX. También en la provincia de Toledo encontramos la Almazara de Alcabón, situada en la localidad del mismo nombre, cuyo origen se remonta a la época de la dominación árabe. La almazara cuenta con dos molinos “de sangre” de origen sirio que eran movidos por la fuerza de un animal. Todos los molinos de aceite de la zona han desaparecido a excepción de este.
Cataluña ha realizado grandes esfuerzos por promover la cultura de los aceites de oliva llegando incluso a crear un parque temático dedicado a este ingrediente único. La Fundación Parc Temàtic de l’Oli (Juneda, Lérida) se constituyó en 1998 para impulsar el aceite de oliva de Les Garrigues. Consta de tres grandes áreas: dos masías (un restaurante y otra antigua convertida en museo del aceite de oliva) y un hotel. El Molí de L’Oli en Tarragona y el Molí D’Oli Maurici Massot en Lérida, son otros dos ejemplos de la tradición olivarera de la zona.
Extremadura cuenta con un importante número de museos dedicados a la cultura del aceite de oliva. El Museo Etnográfico González Santana (Olivenza, Badajoz) recoge los usos y costumbres de la población de Olivenza, cuya historia está estrechamente ligada al olivar. En la Sala del Aceite puede verse un antiguo molino aceitero completo, recipientes de almacenamiento (bidones, cántaros o zafras), así como muestras etiquetadas e instrumentos de laboratorio. En la comarca de las Hurdes, en Cáceres, se ha creado el Centro de Interpretación del Olivo, que resuelve toda duda que el visitante pueda tener sobre el cultivo y la elaboración del oro líquido.
En Aragón encontramos el Museo del Aceite El Torno de Buera (Santa María de Dulcis, Huesca), creado a partir de una almazara de los siglos XVII y XVIII, que supone también un viaje por los olivares del Somontano, que permite descubrir su riqueza biológica con más de 20 variedades. El Museo Etnológico Casa Fabián (Alquézar, Huesca) situado en una antigua casa somontanesa del siglo XVII, es asimismo ejemplo del arraigo de la cultura del oro líquido en la comunidad aragonesa.
La Comunidad Valenciana también ha demostrado un gran esfuerzo por conservar la tradición olivarera de la zona. El Museo Vivo del Aceite de Muro de Alcoy instalado en el Ayuntamiento de la villa, revive todo un método abandonado hace varias décadas.
Castilla y León. El Museo del Aceite El Lagar del Mudo en San Felices de los Gallegos, Salamanca, es una perfecta muestra de los antiguos procedimientos de obtención del aceite de oliva en Castilla y León. En la almazara, construida en el siglo XVIII, se elaboró este ingrediente único de forma artesanal hasta 1950.
Ya en Madrid encontramos en Brea de Tajo, la Almazara Museo Oleico y de Costumbres, que muestra los métodos tradicionales de elaboración del aceite de oliva.
También en Galicia podemos seguir las pistas de la cultura del olivo. El Molino de las Farrapas de Bendilló (Bendilló-Quiroga en Lugo), nos muestra los antiguos procesos de elaboración del aceite de oliva. Antiguos, en este caso, no significa obsoletos, ya que los vecinos del pueblo y de los alrededores siguen moliendo la aceituna de modo tradicional para obtener su propio aceite.
Y terminamos este breve recorrido en las islas. En las Baleares tenemos la Almazara de Son Torrella y el Museo del Aceite de Deià, ambos en Palma de Mallorca, que ofrecen una visión perfecta del trabajo de la aceituna en esta zona para la obtención del oro líquido.
En Las Palmas de Gran Canaria encontramos el Museo Molino de Aceite de El Valle, asociado a una producción aceitera de la zona de Santa Lucía de la Isla de Gran Canaria. El museo está declarado Bien de Interés Cultural por el Consejo Canario del Patrimonio Histórico.
Esta es sólo una pequeña muestra de los más de 100 museos dedicados a la cultura del aceite que existen en nuestro país. Pero demuestra que es posible acercarse a este apasionante mundo en casi cualquier rincón de España.
Gastronomía entre olivares
Pero el oleoturismo no se agota en los museos. Muchas de las 1.746 almazaras que existen en nuestro país ofrecen catas de aceites de oliva virgen extra y otras actividades alrededor de la cultura del olivo. Sin olvidar tampoco que ligado a este cultivo hay una oferta gastronómica que ha hecho de los aceites de oliva su pilar básico.
En estas zonas no solo se puede disfrutar del delicioso sabor de los aceites de oliva, sino de los espectaculares paisajes que conforman los olivares. Estos paisajes tienen una serie de características comunes en casi todos los territorios: están definidos por el modo de plantación que permite que sean visibles las alineaciones y la perspectiva que generan en el horizonte.
Según Teresa Pérez, Gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español y Portavoz del Programa Europeo de Promoción de los Aceites de Oliva, “el oleoturismo es una tendencia en auge que favorece a consumidores y productores. Es una forma original de dar a conocer al público las bondades de los aceites de oliva, su historia y su cultura, a la vez que se puede disfrutar de otros placeres como la gastronomía y el turismo”.