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09/05/2019, Cooperativas Agro-alimentarias
Por Juan Corbalán, delegado de Cooperativas Agro-alimentarias de España en Bruselas.
El 9 de mayo se celebra el Día de Europa en recuerdo de la conocida declaración del ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, en 1950. Conocida como Declaración Schuman, fue el origen de la primera Comunidad Europea: la del Carbón y Acero (CECA). En 1985, en la Cumbre de Milán, los Jefes de Estado y de Gobierno institucionalizaron el 9 de mayo como el "Día de Europa". A partir de entonces, esa fecha se ha convertido en uno de los símbolos europeos que, junto con la moneda única (el euro), la bandera y el himno, identifican la entidad política de la Unión Europea.
En 1957 se firmó el Tratado de Roma que constituyó la Comunidad Europea, que luego pasó a ser la Comunicad Económica Europea (CEE), y en 1962 se pone en marcha la Política Agraria Común. Entre los objetivos de esta Comunidad Europea, plasmados en el Tratado de Roma y que todavía continúan estando en el actual Tratado de la UE (el llamado Tratado de Lisboa), estaban el aumento la producción agraria, asegurar a los agricultores una renta digna y unos precios justos, y alimentos suficientes para los consumidores. Eran años donde la agricultura estaba en el centro del debate de forma positiva.
Los historiadores y políticos que vivieron esa época de primera mano afirman que la PAC fue un elemento clave en la constitución de la Comunidad Europea y en el posterior desarrollo de la CEE y la actual UE. Como dijo Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea en diciembre de 2016 en la Conferencia sobre la agricultura, conocida como Outlook: “la PAC es símbolo de la integración europea”.
Posteriormente, se produjeron unos hechos clave para la UE y cruciales para sus ciudadanos que han fomentado aún más la integración, como han sido la configuración del mercado único y sus cuatro libertades: circulación de personas, bienes, servicios y capitales, y, por último, la creación del Euro.
Durante esa etapa la agricultura estaba en el epicentro de los debates políticos y estratégicos de la UE. Se discutía en los Consejos Europeos de Jefes de Estado y de Gobierno de forma periódica, siendo la primera línea de discusión estratégica en la UE. Durante un periodo determinado la agricultura disfrutaba de una imagen positiva, se debatía en las Cumbres Europeas para fomentarla, adaptarla a los nuevos cambios. No se cuestionaba (de forma general) su fomento ni se cuestionaba su contribución a la sociedad. La PAC siempre ha tenido un peso preponderante en el presupuesto comunitario, entre otras cosas porque los países no cedían competencias en otras políticas para dotarlas de un presupuesto necesario y así hacer más políticas comunes.
Cambio de percepción
No obstante, esta época ha pasado. La agricultura se percibe como un problema para una parte de la opinión pública. Ya no se discute en los Consejos de Jefes de Estado y de Gobierno, a no ser que sea protagonista por alguna crisis como la E. Coli o el veto ruso, pero no para avanzar en su integración o fomento. Se acude a reuniones donde hay actores y organizaciones cuya efectividad depende del grado de crítica hacia la agricultura de la UE, como parte del problema de una mayor integración europea, del problema del cambio climático, de la contaminación, de la seguridad alimentaria, y se le acusa de frenar el desarrollo de los países pobres. Se acusa a la PAC de impedir que haya más avances para dotar con más presupuesto a nuevas prioridades como la defensa, la inmigración, el control de fronteras, innovación, etc; de ser una política “del pasado” que impide dotar de fondos lo que “realmente importa”.
Estas acusaciones son sesgadas, contraproducentes y un craso error. Debemos trabajar para que la agricultura vuelva al epicentro de las discusiones estratégicas de la UE. La sociedad debe ser consciente de la importancia de contar con una PAC dotada con un presupuesto fuerte para seguir contribuyendo a que los ciudadanos tengan los alimentos más seguros y sanos del mundo. Varios líderes europeos, algunas organizaciones representativas y muchos ciudadanos dan por hecho que todos los días tengamos acceso a los mejores alimentos del mundo a precios razonables. Existe la falsa percepción de que se haga lo que se haga siempre va a seguir así. Se equivocan. Si no se trabaja constantemente en ello corremos el peligro de depender de alimentos de terceros países con normas de producción más laxas que las de la UE, más perjudiciales a nivel sanitario y de medioambiental, fomentando la deforestación y dependiendo de los precios que nos impongan. Las zonas rurales en Europa se despoblarán (aún más) con graves consecuencias económicas, sociales y ambientales.
La PAC no impide financiar otras políticas. Al contrario, es muy positivo y recomendable que haya más políticas europeas (inmigración, defensa, etc.). Una de las razones del contexto actual escéptico hacia la UE es porque los países no ceden más competencias en políticas comunes para afrontar retos juntamente con un presupuesto que le acompañe y que, en todo caso, será mucho más eficaz y económico que mantener 28 políticas diferentes. Pero para ello no hay que rebajar el presupuesto PAC sino ceder competencias en otras políticas y dotarlas con presupuesto suficiente.
Siempre hay cosas que mejorar, pero es necesario subrayar de forma mayúscula que la agricultura contribuye de manera decisiva a la lucha contra el cambio climático siendo uno de los sectores que más ha reducido sus emisiones de CO2 desde 1990. La UE es el mayor importador de productos agrarios procedentes de los países menos avanzados del mundo, contribuyendo de manera decisiva a su papel como actor global. También es el mayor exportador de productos agroalimentarios, contribuyendo a que los consumidores de otros países accedan a productos más sanos y fomentando la inversión en la UE. También es decisivo su papel en la economía circular, en la lucha contra la despoblación rural y en el fomento del crecimiento y el empleo. Todos estos objetivos son los que la Comisión Europea tiene establecidos en sus prioridades de esta legislatura.
Las cooperativas y los objetivos de la CE
Es preciso mencionar especialmente a las cooperativas agroalimentarias, por su decisiva contribución a estos objetivos. Las cooperativas son empresas formadas por agricultores y ganaderos, donde (salvando las distancias) se actúa como en la UE, las decisiones se toman democráticamente y en beneficio de las personas y del colectivo, que son su masa social. Además, fomentan la incorporación de jóvenes Las cooperativas están formadas en su mayoría por pequeños productores, los cuales, sin sus cooperativas estarían abocados a desaparecer, y cuando éstas se dimensionan pueden tener la fuerza suficiente para posicionarse en el mercado, como ocurre en el Norte de la UE cuyas cooperativas pueden abarcar hasta el 90% de la cuota de mercado de su país, defendiendo que los precios de sus socios no caigan en caso de crisis grave, ahorrando presupuesto a las arcas públicas en ayudas de crisis.
Debemos visualizar el papel del sector agroalimentario, de sus agricultores y agricultoras y sus empresas, las cooperativas, y su clara conexión con las prioridades de la UE. Solo así pasaremos de una posición defensiva, de desmentir noticias sesgadas o simplemente falsas sobre la agricultura de la UE y la PAC, a una posición ofensiva, haciendo ver a la sociedad y a sus líderes que promoviendo la agricultura, a los productores y al sector agroalimentario se beneficia directamente la sociedad. En este momento clave sobre el Futuro de la UE hay que reivindicar aún más el papel de la agricultura y sus agricultores ya que sin su contribución, la UE no sería como la conocemos, un referente mundial en democracia, estado de derecho, libertad y bienestar.