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03/04/2020, Cooperativas Agro-alimentarias
Las cooperativas demuestran su compromiso con la sociedad en la crisis del COVIP-19
Por Angel Villafranca, presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de España
Hace menos de un mes estaba preocupado pensando en las movilizaciones de agricultores y ganaderos, en la mala campaña, la baja renta agrícola de 2019 y en los preparativos de nuestro 8º Congreso de Cooperativas Agro-alimentarias que iba a celebrarse el 26 y 27 de marzo en Toledo. Hoy estamos viendo como miles de conciudadanos fallecen y, quien tiene suerte, puede estar confinado en casa haciendo frente a un enemigo común e invisible, el virus COVID-19 o Coronavirus. Tengo que decir que mi orden de prioridades ha cambiado tanto que mis anteriores preocupaciones ahora me resultan infantiles.
La actual situación de estado de alarma se ha producido a una velocidad de vértigo, nos ha sorprendido a todos, en España y fuera, y ha puesto de manifiesto la fragilidad de nuestro sistema ante este tipo de fenómenos, que no entiende de fronteras ni de muros. Espero que cuando lean estas líneas estemos saliendo de la situación y afrontando la nueva realidad.
Sin embargo, lejos de cundir en el desánimo, la mayor sorpresa me la he llevado con nuestro sector. Puedo decir con orgullo que, ante una amenaza de tales magnitudes, se ha podido responder con organización, valentía y capacidad de adaptación para hacer algo que siempre reivindicamos, que es producir alimentos y distribuirlos de manera segura a nuestra sociedad. Creo sinceramente que junto con ese ejército sanitario que combate en primera línea, al cual todos agradecemos emocionados cada día su esfuerzo y sacrificio, nosotros agricultores y ganaderos con nuestras cooperativas estamos dando la estructura básica que toda sociedad necesita para que no se rompa en estos delicados momentos, salvar la guerra de la salud y mantener el abastecimiento básico de alimentos.
También quiero poner en valor el conjunto de la cadena, que ha demostrado capacidad de cooperación, adaptación y solidaridad para afrontar esta situación de alarma, al igual que todas las administraciones a todos los niveles que, salvo contadas excepciones, ha sabido actuar con celeridad en una situación donde el mejor escenario no existe, y lo único que hubiéramos deseado es que nunca se hubiera producido.
La lucha no es fácil
La lucha no está siendo fácil y no sabemos las secuelas que va a dejar en nuestra actividad económica. Estamos viendo cómo los sectores dedicados al canal HORECA se han caído de la noche a la mañana, perdiendo por completo la campaña, como pasa con el sector de flores y plantas, carne de ovino, caprino y vacuno o la leche de cabra destinada a la fabricación de quesos. Y en aquellos que tienen que esforzase más para poder abastecer a una sociedad confinada, tampoco está resultando fácil por las limitaciones que supone el estado de alarma: problemas de cambios de consumo, falta de mano de obra en plena campaña de recolección, problemas logísticos, de ralentización de las exportaciones, de acceso de los productores a sus explotaciones o de imposibilidad de contar con medios de protección sanitaria suficientes para nuestros trabajadores y profesionales, material que se ha convertido en el oro de estos días.
A todos ellos, nuestra organización nacional, sus federaciones y sus profesionales trabajamos día y noche para ir sorteando e ir superando con éxito esta situación, pero también tomando buena nota para que la actividad siga adelante después de esta crisis. Y digo bien, tomando buena nota porque es cierto, y en las cooperativas agroalimentarias sabemos mucho de eso, que de las crisis se aprende y se sale reforzado.
Un valor seguro
En medio de la tormenta es difícil, o a veces peligroso, hacer análisis, pero es inevitable que no podamos sacar ya algunas observaciones. Muchos hablan de cambio de paradigma tras la crisis, pero lo que creo es que no existe tal cambio. Yo más bien observo que se refuerzan determinados valores que en los últimos años o décadas hemos dado por seguro, y es la importancia de contar con un sector productor sólido y eficiente capaz de abastecer de alimentos y materias primas a nuestra sociedad, y de lo peligroso que puede ser depender en exceso de terceros en el aprovisionamiento de determinados bienes básicos. Creo que la sociedad, o una parte de ella, esta vez será más sensible, y espero que en los futuros debates se reconozca.
Otro valor que está siendo determinante en nuestra calidad de acción es el que nos caracteriza, la cooperación. Sin las cooperativas agroalimentarias y su capacidad de ordenar al sector productor estoy convencido de que esta crisis hubiera sido aún más cruda. Hemos sido capaces no sólo de ser eficientes productivamente, de adaptarnos a la situación, sino también de ocuparnos en todo momento de nuestros productores para facilitarles la labor, de nuestros trabajadores ofreciéndoles seguridad y de aportar un grupo de profesionales que desde sus casas están a pleno rendimiento y entregados totalmente a la causa. Todo esto pone de manifiesto que el movimiento cooperativo no solamente es efectivo, eficiente y clave, sino que además es la mejor fuente de información para que nuestras administraciones puedan tomar las mejores decisiones o, al menos, que no den palos de ciego.
Cooperación y solidaridad.
Por último, también queda claro que, a pesar de las dificultades, la existencia de una UE y de un mercado único que funciona, aunque tenga mucho que mejorar, es una garantía para todos nosotros, especialmente ante un problema que no entiende de política ni de fronteras. Puedo asegurar, que al menos en el sector productor y desde la COGECA, nuestra organización europea, hemos encontrado la ayuda necesaria y la colaboración para que la Comisión Europea sea sensible a las dificultades que estamos pasando y se tomen medidas extraordinarias de apoyo. Espero que las prisas y dificultades políticas no debiliten el proyecto europeo, porque ante retos como este hace más cooperación, integración y solidaridad, ir en sentido contrario es debilitarnos.
Cuando pase este mal trago seguiremos discutiendo de la nueva PAC, del presupuesto de la UE, de la nueva estrategia medioambiental, del cambio de modelo productivo y del reto que supone el cambio climático. Pero como ciudadanía estoy convencido que lo haremos desde otra perspectiva, siendo ya conscientes de lo estratégico y básico del sector productor para la supervivencia de nuestra sociedad, y que la mejor arma que tenemos agricultores y ganaderos para cumplir con nuestra misión es algo que ya conocemos desde hace más de un siglo, nuestras cooperativas.