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03/06/2020, Cooperativas Agro-alimentarias
Se trata de una investigación realizada prospectivamente a partir del UK Biobank con más de 500.000 voluntarios, de 40-69 años, que habían accedido a participar en el registro y fueron seguidos durante más de 7 años. Además de los cuestionarios y el seguimiento clínico, también se realizó resonancia nuclear magnética durante el seguimiento para evaluar la enfermedad hepática.
Con el objetivo de evitar el sesgo sistemático que como grupo de referencia han introducido los no bebedores en la mayoría de estudios de cohorte precedentes, éstos y los ex- bebedores fueron excluido del análisis. Los autores también intentaron reducir la variabilidad de las diferentes formas de medición del consumo de alcohol en cada país, analizando el nivel de consumo en relación al número de vasos, “pintas” o medidas de licor por semana.
La muestra se dividió en 4 grupos según el tipo de bebida predominante: 176.950 bebedores de cerveza/sidra, 183.930 de cava/vino blanco, 222.192 de vino tinto y 125.400 de licores.
Después de ajustar los resultados por edad, índice de masa corporal, sexo, presión arterial sistólica, actividad física, diabetes e índice de deprivación de Townsed (que mide indirectamente el nivel adquisitivo), los autores hallaron que no había un incremento de riesgo en los grupos de cava/vino blanco y de vino tinto para todos los niveles de consumo analizados, los cuales, además, tenían un riesgo de cardiopatía isquémica significativamente menor. Por el contrario, los otros grupos de consumo de alcohol mostraron un incremento del riesgo de eventos cardiovasculares, cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, cáncer y mortalidad por cualquier causa, y este incremento era mayor, cuanto mayor era el consumo. También encontraron un aumento de la carga de hierro en el hígado en relación a la ingesta de cualquier tipo de alcohol.
El estudio concluye que sus hallazgos no respaldan la noción de que el consumo de cualquier tipo de alcohol pueda ser beneficioso para la salud, puesto que solo el consumo de vino o cava fue beneficioso al reducir el riesgo de cardiopatía isquémica, sin incrementar el riesgo de mortalidad, de enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y de cáncer, como si se observó con las otras bebidas alcohólicas. Por ello, cabe plantearse la hipótesis de que estos efectos beneficiosos del vino/cava podrían atribuirse a los polifenoles en lugar de al contenido de alcohol del vino en sí.
Se trata de un estudio único y muy relevante, puesto que la reciente publicación del último informe del Global Disease Burden en el que el alcohol se muestra como una de las primeras causas de discapacidad y mortalidad en el mundo, argumentando que no hay consumo seguro de alcohol, ha influido significativamente en el posicionamiento de la OMS y de muchos países frente al alcohol. Los resultados de este estudio no permiten generalizar sobre los efectos negativos del alcohol, puesto que no se observaron con el consumo de vino, el cual puede incluso ser beneficioso en cuanto a reducir el riesgo de infarto de miocardio. Estos hallazgos deben hacer reposicionar a las instituciones sobre los riesgos del alcohol, obligando a diferenciar el consumo moderado de vino/cava respecto a cualquier consumo del resto de bebidas alcohólicas.
Este estudio forma parte de la recopilación científica que FIVIN -Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición- elabora en concordancia con la colaboración establecida con la Organización Interprofesional del Vino de España-OIVE, y para respaldar desde la evidencia científica los contenidos divulgativos que se elaboran sobre los beneficios del consumo moderado de vino.