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22/02/2008, Medios de Comunicación
Según un reportaje publicado por La Vanguardia el pasado sábado 16 de febrero, el consumo de alimentos ecológicos sigue prácticamente estancado en España. Mientras otros países europeos viven un boom, aquí el consumidor sigue casi ajeno a esta opción alimentaria. ¿Por qué? El descrédito generado por la engañosa publicidad de los falsos yogures bio, los altos costes derivados de las escasas ventas y la escasez de campañas de promoción oficiales explican la poca demanda de estos productos respetuosos con el medio ambiente, y en cuya producción se prescinde de sustancias químicas (fertilizantes de síntesis, pesticidas y aditivos).
Las empresas elaboradoras se quejan del alto coste de la certificación, especialmente el que impone la Generalitat de Cataluña para obtener el sello del consejo catalán regulador de la agricultura ecológica, y piden que se admitan las certificaciones privadas. La gran paradoja es que España, pese a ser uno de los principales productores de alimentos ecológicos, exporta el grueso de sus cosechas. Y en Catalunya, donde se concentran gran parte de las empresas elaboradoras (386 de las 1.942 existentes en España) y donde existe un gran potencial de consumo verde, este sector no acaba de despegar. Y lo mismo pasa en la restauración. A pesar de que algunos restaurantes pioneros iniciaron hace años su andadura, la situación apenas ha variado. Se calcula que en Barcelona no hay más de una treintena de restaurantes que sirvan este tipo de comida. En muchos países europeos, esta demanda no para de crecer. ¿Por qué hay tan pocos restaurantes de este tipo?
En parte se debe al gran desconocimiento que existe en el mundo de la restauración, opina Juan Bolaños, gerente de la Federación Española de Empresas con Productos Ecológicos (Fepeco). "Los alimentos ecológicos deberían ser integrados en la estrategia de competitividad de estos establecimientos. A los clientes se les debe hacer ver que aportan salud. No sólo son sabrosos, sino que son una apuesta por la salud. Además, representan una vuelta al concepto de productos de temporada, que es cuando están en su mejor momento y tienen mejor aroma y textura", añade.
Los expertos consideran que se dan las condiciones para que este tipo de alimentos sea bien aceptado. Las encuestas indican que la ciudadanía quiere productos de calidad y saludables.
Una campaña de promoción llevada a cabo en la red de paradores nacionales de Andalucía demostró su gran aceptación. En sólo 15 días se sirvieron más de 3.000 menús. "Cuando se da esa oferta, la gente responde porque estos alimentos aportan calidad, salud y respetan la exigencia de una protección del medio ambiente", dice Bolaños.
En la baja demanda incide la confusión creada por las engañosas campañas publicitarias que se hicieron de los falsos yogures bio en España. La confusión, resuelta con una sentencia judicial que prohibió la falsa publicidad, explica la desconfianza que aún subsiste.
Los alimentos ecológicos son más caros en parte porque su mercado es más pequeño - con lo cual los costes de distribución son más altos- y su producción, más costosa. Pero la asociación de productores y elaboradores de Catalunya (Apecpae) se queja también de las elevadas tasas de certificación que pagan al consejo regulador, lo que resta competitividad a estas empresas. Afirman que han pagado tasas un 400% más caras que en otras zonas de España.
El malestar ha llegado a tal punto que la Apecpae ha presentado un recurso contencioso-administrativo contra las tasas (que aprueba el Govern y cobra el consejo regulador catalán) y, además, ha pedido poder optar por empresas de certificación privadas, al estimar que así se abaratarían sus costes. "En Andalucía, funciona el sello de certificación privado, y tanto los productos ecológicos de esta comunidad como de la UE están invadiendo Cataluña con otros sellos. ¿Por qué no pueden autorizar aquí un sello privado?", se pregunta Félix Martínez, presidente de Apecpae.
Esta asociación se queja además de la falta de apoyo del Departament d´Agricultura y del retraso del prometido plan de acción para impulsar el sector. Agricultura replicó que sigue trabajando en este plan y que las tasas han bajado este año para acercarse a las demandas.