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Estudios de la UAB demuestran que el consumo de aceite de oliva frena el crecimiento del cáncer

10/11/2008, Cooperativas Agro-alimentarias

Así lo explicó el Dr. Eduard Escrich durante la celebración de las Jornadas Técnicas de Aceite de Oliva organizadas por CCAE a finales del pasado mes de octubre. Según las últimas investigaciones desarrolladas por el Grupo Multidisciplinario para el Estudio del Cáncer de Mama de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que coordina el profesor Eduard Escrich, el consumo moderado de aceite de oliva virgen, frente al consumo de aceite de maíz, reduce el desarrollo de los tumores, el tamaño de los mismos y, si ya están implantados, son más pequeños.

Las evidencias científicas que han mostrado los estudios in vivo que desarrolla el Grupo Multidisciplinario para el Estudio del Cáncer de Mama de la UAB indican que el aceite de maíz es una grasa perjudicial si se consume en exceso, mientras que el de oliva es beneficioso si se toma con moderación. Este equipo de la UAB realiza su labor investigadora con un modelo de cáncer de mama experimental estudiando los efectos que producen en los animales el consumo de dos tipos de grasas: el aceite de maíz y el de oliva. Los estudios abarcan tres enfoques: el clínico, el morfológico, y por último, el estudio de los mecanismos moleculares. Unas investigaciones que han puesto de manifiesto el efecto protector del aceite de oliva frente al cáncer.

“Llevamos 16 series experimentales realizadas y con los aceites de semillas siempre ocurre lo mismo. A los animales que están tomando grandes cantidades de aceite de maíz los tumores les salen antes; hay más animales con cáncer de mama; hay más número de tumores por animal; y los tumores son más grandes. Es decir, la carcinogénesis es muy importante en los animales que toman aceite de maíz en exceso”, explica el profesor de Biología Celular, Fisiología e Inmunología. No obstante, Escrich subrayó que el aceite de maíz no provoca el cáncer sino que actúa más en la promoción de ese cáncer, acelerando el curso clínico de la enfermedad.

Sin embargo, con el aceite de oliva clínicamente queda muy claro su efecto saludable, que a pesar de suministrarse en gran cantidad contrarresta el efecto negativo que pueda tener, como grasa que es, apuntó. La grasa aporta la energía que es el combustible que necesita la célula tumoral o cancerosa de ahí que, en principio, cualquier grasa pueda ser perjudicial, explica el investigador.

“Pero si hablamos del aceite de oliva está demostrado que contrarresta ese posible efecto perjudicial”. Hasta la fecha, los experimentos desarrollados nunca han demostrado que el aceite de oliva tenga capacidad para revertir un tumor que ya existe. “Pero sí podemos contribuir a la lucha contra el tumor porque nuestros resultados indican que frena el crecimiento de ese tumor y la evolución de la enfermedad, aunque no podemos clasificar al aceite de oliva como un fármaco”.







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